Exposición LA ULTIMA CENA
Gerardo, Tony y Ozzy Martínez se gritan indicaciones de un extremo a otro. De un pick up parqueado sobre la acera del Parque Cuscatlán bajan las barillas y las lonas que servirán para armar los canopies y siete pinturas de 2.5 m por 1.5 m que dispondrán sobre la baranda. “La última cena (Duchamp en El Salvador). Por encargo del ingeniero Gerardo Martínez”, se lee detrás del lienzo que firma Mayra Barraza; “‘Jesús Hominum Salvatore’, para mi querido amigo Gerardo Martínez”, dice la espalda de la autoria de quien firma Lonart. Son las cinco y media de la tarde, y quienes transitan por la avenida Roosevelt (a pie, en autobús o en su propio vehículo) no pueden evitar mirar un montaje que se arma a la orilla de la calle y de manera improvisada. El montaje es un protesta en contra, según los artistas y el dueño de la muestra, de una censura del segundo gobierno de izquierdas.
—Disculpe, ¿esto se va a poder ver hoy o hasta mañana? — pregunta, interesada, una de las transeúntes. —Son piezas inéditas. Hoy es único día que se van a poder ver, de 7 a 9 de la noche- responde Gerardo Martínez, coleccionista privado y organizador de la exposición.
Otro par de peatones curiosos, antes de seguir su camino, se detienen a ver las piezas, y se toman fotos con ellas, e incluso con el pick up desde donde los hermanos Martínez descargan otras obras. De uno de los laterales del vehículo cuelga una lona que reza: “Bienvenidos a la Última Cena censurada en apoyo al artista nacional”.
La inauguración de esta muestra estaba programada para el jueves 28, en la Sala Nacional de Exposiciones Salarrué, ubicado en el interior del parque, algunos metros, escaleras abajo, del lugar en el que terminó instalada. Pero dos días antes de la inauguración, el corte de cinta, las fotos con funcionarios y el protocolo, la Secretaría de Cultura notificó a los organizadores que la muestra, que se iba a prolongar hasta el 5 de junio, estaba suspendida indefinidamente.
El martes 26 de abril, a todos los artistas involucrados les fue notificado por parte de Mayra Barraza, directora de la Sala, y quien también era parte de la exposición, lo siguiente: “Por este medio les comunico (que) el día de hoy he recibido indicaciones de parte de mi jefe superior, el Maestro Crespín, Director Nacional de Artes, que la inauguración de la muestra 'La última cena. Alegorías religiosas', programada para este jueves 28, será pospuesta. No tengo más información más que la que les traslado en este momento, la cual me ha sido comunicada vía memo oficial y en presencia de la Gerencia Jurídica de la Secretaría el día de hoy por la mañana”.
"Acto de censura". Así calificaron a este episodio Mauricio Mejía, Antonio Bonilla, Juan Carlos Lazo Tablas, Hernán Reyes y Salvador de la Mancha, cinco de los siete artistas afectados.
Para Antonio Bonilla, autor de La última cena: la incertidumbre de la espera (pintura que parodia la última cena con un jesús acompañado por políticos, prostitutas y pandilleros) no hay una explicación más que la censura, con la ironía de que esta viene de un gobierno de izquierdas, con el que él y la mayoría de los artistas han colaborado desde que llegó al poder en 2009.
“Para mí no es problema exponer en la calle. Mi obra siempre ha sido hacia el pueblo, aunque está en otras partes. Pero que me vengan a decir a mí que he expuesto en museos, que tengo piezas expuestas en Europa y que te vengan a chingar aquí, ¡no se vale!”, dijo Bonilla sobre la abrupta cancelación.
Bonilla y sus compañeros pintores tienen una trayectoria reconocida por las mismas autoridades, no se trata de un grupo de amateurs. Bonilla tiene murales de su autoría en el Museo Nacional de Antropología, en el Centro Internacional de Ferias y Convenciones, en el Aeropuerto Internacional Monseñor Oscar Arnulfo Romero; César Menéndez fue condecorado como “Distinguido artista plástico de El Salvador” en la Asamblea Legislativa en enero 2015; Mejía, por su parte, es uno de los artistas a los que la Asamblea ha comprado obra para su Galería de arte legislativa y fue reconocido por el expresidente de ese órgano, Sigfrido Reyes, como “artista que ha promocionado el arte de la pintura salvadoreña a nivel nacional e internacional”.
¿Fue censura? Los artistas lo dicen sin lugar a dudas, y una explicación convincente de la la Secultura todavía sigue sin aparecer. Luego de las escuetas palabras que Mayra Barraza compartió con los artistas, Gerardo Martínez, el dueño de la muestra, cuenta que Barraza le informó que esta se canceló por una filtración de humedad en el techo del salón que necesitaba ser reparada. Pero lo curioso es que para una eventualidad tan grande como esa, la Sec, denuncian los artistas, guardó silencio los días previos a la fecha de inauguración de la muestra, el día de la cancelación y sigue así hasta la fecha.
Para los artistas la versión de la humedad y las filtraciones es poco creíble, porque no ha habido lluvias de gran intensidad en los últimos días y porque el mantenimiento de los espacios administrados por el Estado tiene una programación establecida. "Tengo la esperanza de que rectifiquen y den una respuesta creíble", concluyó Martínez.
El miércoles 27, la jefa de comunicaciones de la institución, Lorena Arias, dijo que en el transcurso del jueves 28 se haría pública una postura oficial, que aún no estaba decidido si sería un comunicado de prensa o conferencia. Al cierre de esta nota, esa convocatoria nunca llegó. El Faro preguntó por el pronunciamiento, y Arias agregó, después de consultarlo con el director de artes, que no se iba a emitir un comunicado, pero que con gusto Crespín respondería la preguntas de este medio vía correo electrónico. En la mañana del viernes 29, Crespín respondió que contestaría nuestras interrogantes al final de la tarde o la mañana del sábado porque “me encuentro es una agenda bastante ocupada”. El Faro también solicitó la postura de la secretaria de Cultura, Silvia Elena Regalado, pero hasta el cierre de esta nota, tampoco hubo respuesta.
El silencio permeó tanto que en la inaguración expedita del jueves por la noche se privaron de participar los pintores César Menéndez y Mayra Barraza, ambos representados por sus pinturas, pero ausentes por sus cargos. Menéndez es director del proyecto del Instituto Superior de las Artes, uno de los proyectos emblemas de esta administración.
Quien sí contestó a El Faro fue el secretario de comunicaciones de la Presidencia, Eugenio Chicas, quien aseguró que "de ninguna manera hay un acto de censura. Más bien, lo que me informa la Secretaría de Cultura es que por motivos de repación en esa sala, por filtraciones de humedad en el techo y de paredes, está siendo sometida a una reparación, y que ya en otro momento se podrá proceder a montar esta exposición. Pero de ninguna manera, por ninguna razón, hay actos de censura en este caso".
La Última Cena. Alegorías religiosas, se trata de una serie de siete pinturas de gran formato que fueron realizadas por los artistas a petición del coleccionista Gerardo Martínez. Con la escena que Leonardo Da Vinci hizo famosa como referente, los pintores pretendían hacer una interpretación de los problemas que acosan al país: “mostrar a El Salvador en necesidad de un salvador, como una propuesta de redención”, explica Martínez.
En la mayoría de los lienzos aparece Jesús como centro compartiendo la mesa con una gran variedad de personajes, que van desde políticos, prostitutas, pandilleros hasta iconos de la cultura popular como Optimus Prime, el líder de los autobots de la serie de dibujos animados Transformers. Elementos que para la historiadora y crítica de arte, Astrid Bahamond, hacen particular la muestra: “Lo sobresaliente de esta monumental e histórica exposición es la intención generalizada de su comitente y artistas, la cual consiste en aportar con su pintura a nuestra sociedad un nuevo paradigma a seguir, contextualizado en momentos de altísima vulnerabilidad de nuestra existencia humana”. Además de las valoraciones de Bahamond, el catálogo incluye una breve reseña sobre la exposición de Regalado en donde reafirma el apoyo permanente de la institución que desde enero dirige a “la libertad de expresión y a la diversidad de lenguajes que caracterizan nuestra identidad como salvadoreños”.
Son precisamente estas manifestaciones de buena voluntad para con la muestra lo que tiene desconcertados a los artistas y, de hecho, su indignación no está del todo dirigida hacia los funcionarios de la Secretaría de Cultura, sino a la Presidencia: “Siempre hay personajes oscuros... Si usted se da cuenta, la secretaría de cultura pertenece a la presidencia, entonces me imagino que allá arriba hay un problema. Nosotros estamos diciendo que Silvia Elena, Augusto Crespín y Mayra (Barraza) son funcionarios que responden a alguien. Y por lo tanto mi cuestionamiento es que viene de arriba, de la Presidencia. Quién ese ese personaje oscuro que está ahí que no quiere que se haga esta muestra, es otra cosa... Ellos sabrán”, agrega Bonilla.
A la improvisada exposición se hicieron presentes en apoyo a los artistas unas 200 personas que llenaron la acera frente al Hospital Rosales, amigos, colegas y familiares se congregaron para celebrar en señal de protesta. Entre los que se hicieron presentes estaba el pintor y exdirector de artes, Oscar Soles, para quien este “accident
e” debería de ser aprovechado por la Secultura como una oportunidad: “La gran oportunidad de la Secretaría es aclarar esta situación y demostrar que está a favor de la libertad artística, y pedir perdón. Porque ahorita lo que queda es la impresión de la vergüenza, el bochorno y la sinrazón”. Aunque para el artista plástico el gobierno de Sánchez Cerén no es del tipo que esté tapando el arte, sí considera que este se suma a los desaciertos de la gestión. Y hace un llamado a la actual funcionaria para que demuestre a favor de quién esta: “Estamos esperando que haya un verdadero cambio, que no sea solo una institución que no haga bulla, que no levante polvo. Aunque ya lo hizo y de qué manera”.
Además de sentar un precedente en señal de protesta, los organizadores decidieron montar su propia exhibición porque, después de todo, ya habían invertido en la comida y bebida que sería repartida en el coctel. En todo caso, el vino del brindis fue solo una excusa para reunir al gremio que, según Mauricio Mejía, "es muy disgregado".
Cuando se acabó el vino, los invitados y los artistas siguieron brindando por la protesta, pero esta vez acompañados por las cervezas y el vodka que algunos fueron a comprar a una gasolinera cercana.
Opinión
-En lo personal creo que el censurar este tipo de exposiciones por el mensaje que transmiten es un poco hipócrita de parte del gobierno, cada día se quiere aparentar, mantener las cosas en orden, la mente de las personas , lo que deben creer o ver ,las cosas que se ven y que se piensan. Parece como si quisieran recordarnos que necesitamos tener moral; si, esa moral inexistente en los de arriba y en el gobierno, moral que no hay pero que quieren que se mantenga en nuestra sociedad por que asi nos evitaremos problemas o castigos de parte de Dios y nuestro país no sufrirá.
Tal vez se tiene miedo que el pueblo este expuesto a este tipo de ideas y este mensaje un tanto irreverente como el que esta plasmado en las pinturas de esta exposición.
Todas las personas deberían ser expuestas a este tipo de pintura, escritura etc. que te haga pensar que te asuste que cuando lo veas, leas etc te de escalofrios pensando que has descubierto otro mundo y hoy te adueñaras de el y sera tu mayor secreto el cual te hará eco en el alma y querrás que no se quede así que otros lo experimenten lo conozcan, por esto es exactamente lo que hace el arte, es lo que me hace sentir a mi.
Las personas que censuraron esta exposición deberían recordar que el arte tiene como propósito sacudir mentes, ideas y hacerte pensar , libertarte, tal vez tienen miedo que la gente abra su mente y dejen de tenerlos como marionetas, si, asi como les conviene una pueblo, IGNORANTE E INCULTO.